Wiki Bestial
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Una leyenda difundida por casi todo el norte de Argentina, cuenta la historia de cómo nació el Crespín. De como una diversión pudo más que una urgencia. De cómo las cosas que se dejan pasar no vuelven más. De cómo nació un lamento que hasta hoy de escucha.

El crespín es un ave pequeña de color pardo que abunda por el norte argentino, desde el Chaco hasta la Cordillera, y cuyo nombre proviene del onomatopeya que produce su canto.

Se cuenta que hace tiempo, vivía en un rancho de adobe un matrimonio que se ganaba el pan trabajando la tierra, pero esto apenas les alcanzaba para vivir. Él se llamaba Crespín y a su esposa le decían la Crespina. Pese a su pobreza, se amaban mucho, pero ella tenía una gran aficción por el baile, lo que en ya dura vida les trajo más de una discusión.

Un año especialmente duro, Crespín tuvo que trabajar la tierra día y noche, pero no resultaban suficientes sus esfuerzos. Tampoco dejaba que su mujer le ayudará en las tareas porque conservaba su orgullo de hombre. Tanto tuvo que trabajar Crespín que un día cayó enfermo. Tuvo fiebre y no hubo otra opción que conserguirle remedios. Para eso, la Crespina tuvo que ir hasta el pueblo. Y para allá marchó.

En el camino se encontró con que otros paisanos estaban festejando el fin de la cosecha con un gran baile, al que fue invitada la mujer. Dicen que dudó un instante, pero la tentación fue más fuerte que ella, y se adentró a la fiesta. Desde que llegó no paró de bailar y de tomarcaña. Estaba feliz.

Crespin2

Al poco tiempo unos vecinos llegaron y le dijeron que su marido estaba cada vez más débil...

-Hay momentos pa' preocuparse y momentos pa' divertirse... ¡Este es tiempo pa' bailar!-, contestó la Crespina.

La fiesta continuó y la mujer continuó bailando. Otros vecinos llegaron y le advirtieron que su marido estaba agonizando.

-Lo que ha de ser, he de ser-, dijo, y continuó bailando.

Crespín murió esa noche. Sin más compañía que la soledad y la luz de las estrellas. Unos vecinos piadosos le dieron la sepultura en las primeras horas del día.

La fiesta seguía y ya estaba amaneciendo cuando llegaron las noticias que Crespín había muerto.

Crespin

-Que siga la música, pa' llorar siempre hay tiempo-. Dijo la Crespina.

La mujer volvió a la casa ya entrada la tarde. Recién cuando abrió la puerta se dió cuenta de que había dejado morir a su esposo por irse a bailar. Y una inmensa pena, mezcla de culpa y ausencia, le undió el corazón.

Comenzó a llorar y a buscar a su marido, que se había ido.

-Crespín... Crespín-, murmuraba la mejer por el rancho. Y siguió caminando por el monte.

"Crespín, Crespííín". Su grito era un lamento que fue llenando de canto el aire y de locura a la mujer.

Crespín

Desesperada el pidió a Dios ayuda para encontrar a su marido de nuevo. Y a causa de este deseo la transformó en un ave que grita y se lamenta buscando aquí y allá a su marido mientras grita "Crespín... Crespíííín".

Fin

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